Miremos al pasado, es posible que nos aclare el presente, un
abrazo a los creadores y fundadores de esta asociación...
Publicado en http://www.surysur.net/?q=node Hace algunos
años, soñadores y realizadores, comprometidos de corazón y acción con la
construcción de alternativas a la economía predominante...hicieron una
propuesta, soñaron e iniciaron los primeros pasos del Mercado Orgánico
Consciente y Solidario.
Una proposición
En todo el mundo surgen tiendas y mercados que venden
productos bajo términos de lo orgánico, ecológico o limpio, muchas veces
gracias a lasolidaridad de agencias de cooperación internacional que financian
proyectos por el afán de tranquilizar su conciencia por los daños
irrecuperables que sufre el medio ambiente y los seres humanos.
Lo orgánico se convirtió en una moda, y por lo general una
moda cara que sólo puede llegar a un público exclusivo que tiene la oportunidad
de alimentarse bien, y así de nuevo: limpiar su conciencia.
Pueblos y Semillas no entra en esta lógica. Primero que
todo, es un proceso colectivo de varios prosumidores quienes nos juntamos hace
más de dos años para compartir e intercambiar productos, saberes, prácticas y
experiencias en torno a la producción limpia, la autosostenibilidad, el consumo
conciente, y la autonomía alimentaria.
Hace un año abrimos nuestra tienda Mercado Orgánico
Conciente y Solidario, un tienda que se sostiene gracias al esfuerzo permanente
de los y las prosumidores: somos nosotros quienes organizamos el espacio,
atendemos la tienda, asumimos la administración, informamos al público,
realizamos talleres y otras actividades.
No hay financiamiento detrás, ni intermediarios: el precio
que paga el cliente llega directamente al prosumidor.
Segundo, ofrecemos productos que tienden a ser orgánicos y
limpios, somos nosotros quienes evaluamos los productos, desde la confianza y
por medio de visitas a los proyectos y la acumulación de experiencias entre los
prosumidores, porque nadie tiene más saberes que un colectivo de campesinos,
agrónomos, sociólogos, ingenieros de alimentos, amas de casa, artistas, y
comunicadores…
No estamos de acuerdo con el comercio internacional de los
sellos verdes, que más que verdes son capitalistas y engañosos. La producción
agroecológica para nosotros es una búsqueda que asumimos como punto de llegada
y no como punto de partida.
Tercero, en vez de calmar nuestra conciencia queremos
despertarla, en nosotros mismos y en otros, por medio de espacios formativos y
el cuestionamiento permanente de lo que consumimos y producimos y los alcances
de nuestro proceso en el contexto que vivimos.
Por ejemplo: en el trayecto muchos prosumidores de alimentos
han logrado reemplazar el azúcar que utilizaban antes por la panela orgánica o
la estevia, por un lado para promover el consumo de un endulzante orgánicamente
producido, que resulta mucho más nutritivo y, por otro, para apoyar a los
pequeños productores en vez del monopolio de los ingenios azucareros.
Por último, nos consideramos solidarios por el apoyo mutuo
que nos brindamos entre prosumidores, la accesibilidad de nuestros precios para
la comunidad, y la construcción colectiva con otros procesos sociales de
resistencia a nivel económico, político, ambiental y cultural.
Autoniomía en medio de la dependencia
En un contexto en que cada día más nos venden la idea que
dependemos del dinero del plan guerrerista Patriota para lograr la paz, de que
necesitamos semillas transgénicas, plaguicidas y pesticidas de la transnacional
Monsanto para tener éxito en nuestros cultivos, de que las marcas extranjeras
son de mejor calidad que las nacionales y que las frutas y verduras más grandes
y brillantes son las más ricas y nutritivas, es difícil imaginarnos la puesta
en práctica de un concepto tan complejo como la autonomía, que el diccionario
define como “estado o condición del pueblo o del individuo que goza de entera
independencia”. ¿Será que la entera independencia existe?
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Pues cojamos una lupa y miremos un momentico cómo los amigos
y las amigas del proceso de Mercado Orgánico Conciente y Solidario entienden
este concepto: en el Mercado Orgánico Conciente y Solidario se promueve la
autonomía en dos niveles: como proceso y como personas que hacen parte del
proceso.
La autonomía que se ha logrado como proceso tiene que ver,
por un lado, con la toma de decisiones y la orientación política del proceso
que no depende ni de Bogotá sin hambre, ni de las políticas gubernamentales, ni
de las agencias de cooperación. Es el colectivo que ha tomado las riendas de
este proceso, sabiendo muy bien a dónde lo quiere llevar, por qué y cómo.
Por otro lado, gracias a los aportes solidarios de cada
uno/a (muebles, pintura, productos de aseo, etc.) y la autogestión (venta de
productos propios como los bolsos de mercado, entre otros), se ha logrado una
autonomía económica. Sí, ha sido un trabajo con las uñas, o más bien con los
hombros, las manos y la cabeza de cada uno/a, pero ha sido un trabajo
gratificante y satisfactorio.
No obstante, esta autonomía como proceso no implica un
aislamiento de otros procesos afines. Por el contrario, está la conciencia de
que hay muchos otros grupos que están luchando por la misma causa y que pueden
fortalecerse mutuamente por medio de la construcción de redes donde se
relacionan desde la autonomía, la equidad y la solidaridad. Asimismo, no se
deja al lado la posibilidad de recibir en algún momento un apoyo económico de
afuera, ya que el hecho de haber construido tanta cosa sin dinero ha dejado la
claridad de cuáles son las necesidades reales del proceso, de quiénes se
aceptaría apoyo o no y bajo qué condiciones.
Como personas que hacen parte del proceso, se entiende la
autonomía como:
1. La libertad y el poder que tiene cada uno/a para elegir
lo que consume a partir de sus propios criterios (sociales, culturales,
políticos, ecológicos, etc.) sin dejarse influir por la propaganda de
instituciones y medios masivos de comunicación y manipulación, que
permanentemente intentan de lavar cerebros para que funcionen como robots de
las grandes empresas transnacionales.
2. La capacidad que tiene cada uno/a de producir e
intercambiar semillas, alimentos, útiles, servicios y saberes con otros y de
consumir –de esta manera– productos propios o de amigos/as.
3. La autonomía económica que se puede lograr por medio de
la promoción y generación de proyectos productivos sostenibles.
Sin embargo, la autonomía no surge por si sola. Si no
estamos concientes del contexto en el que vivimos y si no sabemos qué es lo que
realmente estamos consumiendo día a día (¿cuáles son los ingredientes o insumos
de los productos?, ¿quién los produce y en qué condiciones laborales?, ¿quién
los comercializa?, ¿qué tan ecológicos son los empaques?, etc.) no podemos ser
autónomos/as.
La autonomía demanda conocer la realidad de una forma
crítica y por eso la importancia de la educación y sensibilización hacia dentro
y hacia fuera, con el objetivo de despertar la conciencia y fortalecer nuestra
posición política, y - a partir de allí - generar alternativas o propuestas de
acción que incidan sobre la realidad que queremos transformar.